Me gusta esa sonrisa de inicio en corazón e hilo sujeto al rostro,
como mano entre boca y ojos.
Anque recuerde, siempre el recuerdo es poco.
Quizás
después de esto recordemos
como hay palabras que sanan,
caricias
que alivian y actos que faltan.
Quizás después de extrañar
nos conozcamos,
Puede que no me recuerdes como soy ahora,
y
seguro, el abuelo tendrá más canas.
De momento no dejemos de
entrar en nosotros mismos
y salir a encontrarnos en la
ventana.
Si cuadra mañana veremos un mundo nuevo
quizás por aplaudir con más ganas.