No sé hasta qué punto podemos ser hipócritas creyendo que las plantaciones de cáñamo para obtener materias primas más sostenibles están prohibidas por cuestiones de salud, mientras el consumo desmesurado de alcohol está cada vez más normalizado entre personas de menos edad como parte de una rutina semanal, pero <<¡bah! no es para tanto>> ( ...€ ).
Del mismo modo, nos espantamos ante una persona de ideación autolítica volcando sobre ella todos nuestros estigmas durante la penúltima calada de nuestro cigarro número 13 (entiéndase "groso modo" y en contexto).
No estoy defendiendo daños alternativos; cuestiono un supuesto sentido de la crítica que se rige estrictamente por la convención, sin más valores que la aceptación o no aceptación social, como si se tratara de un parámetro de suficiente validez.
