Me gustaría abrazarte y decírtelo asusta, porque lo siento egoísta, y porque irme ahora es lo mejor que sé hacer, al no poder otra cosa mientras me ahogan las gentes que me dan soledad feroz.
Me apetece abrazarte y me apetece llorar; de las dos cosas es llorar lo único que puedo. Y tú allá, sin entender nada.
