Cansada de ser comodín de rescate de quién no quiere mejorarse ni un poco, quien llega con compasión barata para comprar confianzas de trampantojo para que luego mi voz, entre bambalinas, "no diga nada". No, señor; no más. Hágase un poco responsable y deje de culparme el cuerpo en el que ni estás.