No supe o pude ser niña tan adulta, responsable, dolida y hasta sola y sabia.
Sabía que algo fallaba ¿por qué fallé yo? No paraba, sí callaba; luego paré yo y hablaba.
Ansiaba como nada esa vida adulta del adulto serio, divertida de la infancia, de posibilidad integrada, y no cabía la oportunidad tardía porque estaba descuadrada; dolía el no-integrada (el no-medida-que-anhelaba. Necesitaba en tiempo diferente).
Toca amar la vida así: nadar si hay variable inconsciente o alguna rutina descolgada, y con el "no tan bien", no pasa nada.
Tendía mi mano entonces... ¿entendía? Entendía.
Nos quiero.