Rodean de brazo incómodo a un ente,
da igual quien sea: se le parecen.
Se acercan, sutil baile de serpiente, y al cuello la siguiente que las veas.
Nadie sabe darse cuenta a tiempo con certeza; nadie sabe, porque nunca es lo que esperas.
Lo notas al principio y lo notas más tarde de que les creas.