Cuando consigo la paz. Cuando te has quedado en una anécdota, vuelves; vuelves para poder ignorarme a gusto.
Respondo a tu regreso y finges que no existo y que no has hecho de todo por apartarme de lo que yo más quise, para saciarte a ratos del vacío de ti mismo.
Ahora dices que te persigo, que vengo a molestarte ¿por qué has vuelto fingiendo que te importo? ¿por qué has vuelto a congelarme con tu hombro y con tus miedos en mi? ¿por qué pides clemencia y hablas de peligros que no son ciertos? Usurpas mis pensamientos y me asustas, no sea que deje de prenderme a tu cruceta y jamás me perdone a mi misma.
Tantas veces la misma historia con igual o distinto actor. Parece no haber cambiado, pero ahora tiene nombre. La canción que viene de algún lado suena un poco más clara y tu ruído cada vez es más lejano.