Gracias a no haber dado importancia a su último discurso, el cual ni comprendía mi contexto actual ni real y carecía de empatía hacia mi, estoy saliendo adelante con unas circunstancias casi imposibles.
De haberle hecho más caso, el malestar que sus palabras me causaron en su momento hubiera sido la gota para colmar aquélla situación límite y repentina, sobretodo porque yo suelo ser la primera y más dura crítica de mi misma.
Estoy muy orgullosa de mi trabajo personal y de no haberme tomado las instituciones psicológicas de manera tan dogmática, aún sabiendo que me queda mucho por hacer y que puedo aprender de las mencionadas instituciones, también espero que las mismas se actualicen y se desarrollen lejos de la frivolidad. (De hecho ya han sido una enorme fuente de involución durante más de la mitad de mi vida, por lo errático _y a veces hasta arbitrario_ en su práctica, aunque este episodio no le concierne a usted).
Gracias por leerme.





