Estoy tan harta de tus verdades a medias cubiertas de purpurina, de tu saber estar (disfrazado). Eres tú quién no sabe estar consigo mimo; a mi me basta con que sigas por tu lado mientras yo voy del mío, no requiero tu voluntaria inutilidad y tampoco tu propaganda digna del mejor marketing y de las peores reseñas.
No vale que cambies de forma y nombre: sé que eres tú.